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Málaga en llamas

2010 junio 13
por TeodoroLeonGross

Está por escribir el guión de los extranjeros en Málaga, sobre todo la colonia británica, ante la espiral delirante de la guerra civil. El infierno les estalló en mitad del paraíso, donde vivían acomodados como ricos por el valor de la libra. Es una gran historia, muy cinematográfica, que se reconstruye con los relatos de Gerald Brenan y su mujer Gamel Woolsey, el diplomático Edward Norton, Sir Peter Chalmers… todos ellos y otros como Marjorice Grice o Norman Bethune componen un retablo coral del caos en Málaga y –Taján dixit- la Arcadia del Limonar. Tal vez Banderas reconsidere ‘Málaga en llamas’ con esa mirada plural, no sólo con los ojos penetrantes de Woolsey; y eso ya lo trabajan Andrés Arenas y Enrique Girón, los dos profesores formidables de Gaona que acaban de traducir ‘Mi casa de Málaga’ de Chalmers –sólo hace tres meses presentaron su ‘Venecia en el siglo XIX’ de Norwich– setenta años después. Se trata de unas memorias, pero la nuez se abre cuando este aristócrata escocés republicanista tiene que proteger a sus vecinos los Bolín, una familia de millonarios franquistas del Limonar que residían en el maravilloso palacete después Colegio de Arquitectos. Chalmers, al que espanta la bestial dualidad en España entre ricos y pobres, actúa con coraje y a menudo se protege con la ironía.

-Estará conmigo, Sir Peter –le dice la Sra.Bolín- que un Rolls-Royce no es un lujo en absoluto, sino una necesidad.

Este Sir Peter, al que muchos llaman aquí ‘Sopita’ haciendo la transcripción fonética del inglés elegante, se maneja por la guerra como Livinsgtone en África. Tiene instinto para la aventura y ese sentimiento de invulnerabilidad de los británicos victorianos. Cuando los rojos le acosan, pues no deja de ser un aristócrata con traje blanco y una mansión en el Limonar, empatiza con tabaco y bromas. Siempre british –confiesa a un anarquista que odia la guerra…porque falta cerveza– escribe con piedad. Su narración es desde luego parcial al apoyar a los anarquistas, pero es un brillante contrapunto para ‘Muerte en Málaga’ de Norton, partidario sin fisuras del golpe franquista. Y mientras el diplomático conservador y el aristócrata republicano tomaban el te charlando de arte y de jardinería, los españoles se asesinaban en las calles por esas mismas ideas que ellos educadamente eludían mencionar. He ahí una alegoría poderosa sobre España, como enfatiza Salvador Moreno. Es un libro de lectura inteligente, amable, reveladora -“de completa actualidad para entender la realidad”, concluye Fernando Arcas- sobre los días fascinantes y terribles de la guerra para aquella colonia del Hotel Caleta Palace (después Hospital 18 de Julio) que aguarda, quizá alguna vez, una gran recreación cinematográfica.

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Mostrando 1 comentario

  • la barquera
    la barquera 1 comentario oculto Cerrar Expandir

    Sr. Gross,

    Le estoy especialmente agradecida por esta guía de 'claves para la comprensión de la Historia' (título de un libro de cabecera para los neófitos, cuyo autor, Antonio Perez Amuchátegui, fuese profesor de esa materia, admirado en mi juventud y para siempre).

    Si la familia Bolin que menciona -y supongo que sí- son antepasados de quien fuese, y es, figura controvertida en Benalmádena, he de decirle que las llamas de aquel infierno de hace setenta años aun continúan vivas en muchas almas.
    En la mayoría de los casos, es posible que con poco más que el conocimiento de hechos puntuales muy mediáticos, como es mi caso (fundamentalmente por no haber nacido y crecido aquí).

    Me ha dado Ud. unas herramientas muy útiles para entender procesos actuales que ¿por qué no decirlo? me afectan directamente y han cambiado de forma dolorosa en extremo el destino de mi familia.

    En algún momento, allá al final del 2006 o principios del 2007, Enrique Bolin declaraba en este mismo periódico que habían pretendido ''montarle su propia Malaya''.

    El resto de la historia, con raíces que pueden remontarse a cuarenta años antes, en otro contexto y circunstancias, es un capítulo aparte de esta etapa posfranquista que considero muy poco superada en el sentimiento profundo del andaluz malagueño al que no se le han mostrado, presumo, todas las cartas de la baraja con la que juega sus días.

    Faltan algunas generaciones para la superación de mitos y resentimientos. Muchos personajillos impresentables de nuestra política actual sobreviven de mantener esos rescoldos de la Málaga en llamas. Seguramente tienen poderosas y justificadas razones, me consta, pero sus métodos no dejan de ser de extrema crueldad en algunas ocasiones.

    Sólo por casualidad, aun sobrevivo a la aplicación interesada y mezquina de esos métodos.

    Gracias otra vez.

    mgci

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